La noche, supongo, es la mejor hora para escuchar los Nocturnos de Frédéric Chopin.
Según se cuenta, antes de morir a los 39 años Chopin expresó el deseo que su corazón regresara a Polonia. Es probable que no lo dijera de forma tan literal, pero lo cierto es que cuando murió abrieron su pecho, sacaron el corazón, lo hundieron en cognac francés para que persistiera, y lo llevaron a Varsovia…
No sabía nada del corazón de Chopin hasta que leí una crónica ayer en la mañana. Cuando uno habla del corazón, ¿de qué habla? Woody Allen lo calificó como un músculo muy elástico. Violeta Parra, que fue hermana de lo hermético, cantó: “corazón contesta ¿por qué palpitas?”. Acá en Lima, el corazón es materia de anticucho.
¿Fue casualidad que subiera a casa esta noche y que en el mar de discos viera en primera plana los Nocturnos del compositor polaco tocados por Daniel Barenboim, y que esa misma mañana haya leído en un blog de la revista The New Yorker la historia del corazón de Chopin?.
«Corazón maldito sin miramiento, sí, sin miramiento, ciego, sordo y mudo» (Violeta again).
La historia es esta: muerto el músico le sacaron el corazón, lo pusieron en un envase de vidrio, lo cubrieron de cognac, y encima construyeron una urna de madera. Luego su hermana cruzó Europa, de París a Varsovia, eludiendo aduanas y suspicacias, mientras su cuerpo era enterrado por separado, en el cementerio de Père Lachaise, donde hay otros famosos, incluso músicos como Jim Morrison.
El corazón no tuvo una travesía fácil, pero finalmente quedó guardado en un pilar de la iglesia del Sagrado Corazón en Varsovia. El mundo siguió rotando, llegaron guerras e invasiones. Los nazis trataron de sacar provecho de la reliquia, había jefes de las SS que adoraban su música, el corazón de perdió y de hecho estuvo en manos de un comandante de las fuerzas de ocupación alemanas. Tras la guerra regresó la iglesia donde ahora está recordado por una placa.¿Cómo estará ese corazón errante que en su época tarareó aires de libertad?
Barenboim se deshace encima del piano para tocar los Nocturnos, es un disco fantástico. Chopin fue además un político, un subversivo, un amante. Famosa es su historia de amor con George Sands, legendaria su debilidad física. Según se dice se lo llevó la tuberculosis, pero hay quienes querrían examinar mejor el corazón para saber si es verdad… al parecer quienes lo han hecho encontraron rastros de una pericarditis.
No, no murió en Mallorca donde había escapado con Sands, un invierno, al pintoresco pueblo Valdemossa, donde hoy la pareja es recordada por doquier en souvenirs y un pequeño museo. Dicen que en el monasterio donde alojó compuso alguna de sus famosas polonesas.
Murió en París, en realidad, donde tuvo un funeral antes de ser enterrado (descorazonado, ya lo sabemos). «El solemne funeral de Frédéric Chopin se celebró en la iglesia de Santa Magdalena de París el día 30. En él, cumpliendo disposiciones de su testamento, se interpretaron sus Preludios en mi menor y en si menor, seguidos del Réquiem de Mozart. Más tarde, durante el entierro en el Cementerio de Père-Lachaise, se tocó la Marche fúnebre de su Sonata Op. 35». (Wikipedia dixit).
Creo que en el imaginario popular yace la historia de un músico célebre que amaba su país pero nunca volvió. Sus composiciones evocaron revoluciones. Su relación con George Sands, fantasías.
Pero pocas anécdotas superan esta de su deseo final y cumplido. Escuchaba estos Nocturnos… ¿Cómo puede haber ido su corazón en una sopa de cognac francés de París a Varsovia? Fue su última obra maestra.
¿Qué quedará de su corazón?
Y, por cierto, que grandes son los Nocturnos. Chopin, polonés, polaco, gracias por la música concedida.
Texto de Luis Córdova, versión editada de un artículo escrito en 2014.
Las fotos provienen de Wikipedia. El retrato es uno de los dos daguerrotipos que existen de Chopin.
Una búsqueda de internet arrojará varios resultados de artículos sobre el corazón de Chopin, e incluso algunas fotos del frasco, que no dicen mucho.
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