Pensamientos embutidos (¡spam, spam, spam!)

En un momento de soledad escucho el sonido cosmofónico de mi teléfono móvil y corro hacia el aparato, estilo cámara lenta, para leer mi mensaje, quizá incluso una propuesta indecente. Pero oh cáspita, es sólo una publicidad, otra infame aparición del «spam». La desilusión trae de vuelta una imagen: ¿qué sucede cuando un bloque de carne aglomerada y de origen y sabor misterioso es arrojado contra un ventilador que gira a la máxima velocidad?

Durante las últimas semanas aumentó la sensación que estar expuesto a mensajes no solicitados, basura, masivos e indiscriminados, que se cuelan en mi yo ciberespacial. Tuve que limpiar la zona de comentarios de un par de blogs, territorio preferido para el envío de publicidad no solicitada. Además recibo mensajes extraños, aparentemente desde Facebook y de otro sitio llamado Hi5 o algo por el estilo. Luego están los sms no solicitados, incluyendo los de la compañía telefónica, y qué decir de esas llamadas con voz de robot. Por no hablar del email, pues aunque los filtros del sistema de correo mandan directamente a la basura los clásicos avisos para alargar el pene o ganar la lotería, otros se cuelan, inevitablemente, inexplicablemente, en la casilla principal.

Spam es el término o la jerga con que se designa a este tipo de publicidad. Casi todo el mundo parece odiar el spam, hay leyes e incluso algunos ‘spammers’ han sido llevados a juicio. Pero eso no ha impedido que la ciencia de joderle la vida a los interconectados se haya sofisticado y diversificado al máximo.

¿Cuándo comenzó el spam? Aunque no hay una historia oficial, una leyenda sitúa el primer acto de Spam en 1994 en el mundo de los grupos de noticias o Usenet, un territorio que para entonces (cuando recién aparecía la web) ya estaba desarrollado. Los abogados Laurence Canter y Martha Siegel enviaron un mensaje colectivo a algunos grupos de Usenet promoviéndose como expertos para resolver problemas de inmigración en Estados Unidos. Ese episodio detonó avalanchas de protestas contra la pareja de abogados. Pero se había roto una frontera.

Y el término ‘spam’, ¿de dónde salió? ¿fue inventada como muchas otras palabras que describen nuestra vida en internet? Lo saben quienes han tenido el dudoso honor de comer un oloroso ladrillo de carne enlatada, de consistencia casi esponjosa, que forma parte integral del folclore gastronómico norteamericano y de algunos otros países. Esa carne se llama Spam.

Las latas de Spam fueron introducidas en el mercado en 1926 por la empresa de alimentos Hormel y con el paso de los años se han convertido en un ícono. «Néctar de dioses, héroe de los picnics», aseguran en The Amazing Spam Homepage. Sin embargo sus detractores también tienen sitios web y lanzan una consigna definitiva: «NO a las carnes misteriosas».

Una navegación por la Red develará canciones, poemas y altares relacionados con el tema. Antes de la internet esta especie de… ¿jamonada? ya era objeto de chistes.

Un favorito: el grupo cómico británico Monty Phyton copiaba un comercial de los años 50 donde se repetía: «spam, spam, spam…». Hay quienes dicen que de esta forma nació la asociación con los emails repetitivos.

Pero en 1997 la revista Time reseñó una teoría mucho más estratosférica: ¿qué pasaría si el contenido cárnico de una lata de Spam fuera vertido encima de un ventilador funcionando a toda velocidad? La imagen de lo que sucedería habría inspirado el uso de la palabra spam para los correos masivos.

Sea cual sea la verdad, lo cierto es que el embutido enlatado del siglo XX encontró su espacio en el léxico del siglo XXI. Pero no solo eso.

El famoso mensaje telefónico me lleva hasta Google News en busca de las últimas noticias sobre la publicidad spam, y descubro con un poco de estupor que una de las primeras noticias no se refiere a internet, sino a la famosa carne aglomerada, cuyo consumo presumiblemente estaba en descenso desde hacía años. Pues no, un problema tan moderno y tan de nuestros tiempos como es la carestía de alimentos hace que las latas de Spam vuelvan a ocupar el espacio perdido en las mesas de los estadounidenses.

El aumento del consumo es estable. “Les guste o no les guste, hay que reconocer que es barato”, dice un cable de la agencia AP. Tanto, que la empresa fabricante está pensando, después de muchos años, en volver a producir… publicidad. ¿Será que recibiremos pronto un spam sobre el Spam?

Aunque he sido practicante del exotismo culinario, algunos senderos parecen poco luminosos. ¿De qué está hecho el Spam? Debo confesar además que su mera existencia es peligrosamente cercana a la cocina molecular de la cual tanto se habla y frente a la cual a veces hay que mantener prudente distancia. ¿Carne reconstruida y luego reensamblada? ¿misterios del átomo resueltos con fines gastronómicos? ¿carne? ¿este artículo no era sobre internet?

Luis Córdova

1 Comment

  1. Lo mismo pasa en el correo electronico como en el movil, el spam creo la unica forma de pararlos es poner leyes severas en cada pais sobre este problema.

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